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Foto del escritorRita Vivero

Sana sana colita de rana: dudas y certezas de los remedios de la abuela.


Quienes me conocen, especialmente en el plano profesional, me habrán visto reaccionar ante la frase popular de "pero si es natural...no me puede hacer daño". Quienes conocen mi respuesta estándar repitan a coro conmigo: "el veneno de serpiente también es natural". Y es que ¿Natural es equivalente a inocuo? Se sorprenderán de todo lo que sabemos en relación a la medicina natural o "naturopatía" pero, sobre todo, lo que no sabemos de ella para poderla usar en reemplazo de medicina tradicional o "alopatía" como denomina cierta medicina alternativa al tratamiento médico rutinario, de ese que se obtiene a través del aprendizaje formal del sistema educativo universitario y, por supuesto, de los estudios clínicos desarrollados según el método científico y las normativas mundiales de investigación en salud.


Los primeros medicamentos, por allá en el siglo XVIII, provenían del estudio de las plantas a través de la botánica científica y la química orgánica que fundamentaron la farmacología. Sin embargo, desde muchos siglos antes ya se conocía y transmitía, con bastante seriedad y método, el uso curativo de plantas medicinales. Aunque actualmente, muchos de los medicamentos que más se consumen son sintéticos, aún hay un buen número que provienen de plantas y que son, en muchos casos, medicamentos revolucionarios o considerados el "estándar de oro" (contra el que toda nueva medicina debe compararse y demostrar ser al menos tan bueno) para ciertas patologías. La morfina para el dolor; el paclitaxel (taxol) para el cáncer de mama, ovario y pulmón; antibióticos como la penicilina y sus derivados: la quinina para la malaria; la conocidísima aspirina originalmente derivada de la corteza del sauce y los corticoides de uso amplísimo en medicina son algunos de los ejemplos más emblemáticos de medicamentos que, aún hoy en día, están presentes en el mundo y sirviendo para su loable propósito.




Del otro lado, muchos medicamentos naturales se reconocen como eficaces para aliviar síntomas de lo más diversos, relacionados casi siempre con cuadros clínicos leves y transitorios como infecciones respiratorias virales o malestares abdominales. Todos habremos sido beneficiarios del alivio de las infusiones, el limón y las frotaciones de mentol para los resfriados, o conoceremos la ayuda que presta el agua de orégano o de anís para la indigestión. Y sí, varios de esos remedios de la abuela, contribuyen a reducir los síntomas de ese tipo de quebrantos. Sin embargo, debemos considerar que aún las hierbas, aparentemente nobles, pueden tener efectos tóxicos ya sea agudos o por su consumo crónico e incontrolado. ¿Sabías que hay países, como España, que restringen el tipo de hierbas que pueden ser expendidas en un herbolario? Pues sí, en ese país y desde el año 2004, hay un listado de 197 plantas medicinales que no pueden ser comercializadas debido a su potencial toxicidad. Entonces, si hemos podido beneficiarnos de algunas de ellas, ¿qué es lo que nos falta por conocer?


En realidad, como comentaba antes, observando el efecto beneficioso de las plantas medicinales, utilizadas por centurias, se ha ido aislando infinidad de principios activos que han pasado a engrosar las filas de los medicamentos estudiados farmacológicamente. Últimamente la comunidad ha podido familiarizarse, en cierta medida con las fases de estudio clínico en humanos que suele seguir un medicamento o vacuna para ser aprobado por las autoridades sanitarias del mundo y, ulteriormente, prescrito por el cuerpo médico. Cuando un medicamento es estudiado a través de esas fases de estudio, es mucho lo que aprendemos de él y, no necesariamente, llegará a ver la luz para ser comercializado. "En promedio, el proceso de estudiar y ensayar una nueva droga dura 12-15 años y significa una inversión cercana a los US$ 600 millones antes que ésta sea aprobada para su comercialización. ¡Y sólo una de 5.000 drogas que entren a la etapa de ensayos pre-clínicos será aprobada para uso terapéutico!", nos dice la Dra. Jacqueline Marovac en su publicación en la Revista Médica de Chile. Fíjate en la figura a continuación, tomada de dicho artículo. Impresionante, ¿verdad?


Bueno, es mucho de todo esto lo que desconocemos de los remedios caseros. El perfil farmacológico incluye detalles tan importantes como su absorción, metabolismo y eliminación del organismo. Pero también otros aspectos que poco o nada nos ponemos a pensar: ¿puede el jugo de toronja que tomamos como antioxidante, promotor de la producción de colágeno o "quema-grasa" interferir con mi medicamento para la hipertensión? ¿La aromática y desinflamante infusión de manzanilla, que bebo diariamente desde hace años para mantener una buena digestión, podría ocasionarme algún daño por acumulación? ¿Será que ingerir el, aparentemente milagroso, dióxido de cloro que "ha mantenido libre de COVID a mi tío" en realidad llega a absorberse siquiera o se desintegra por efecto del ácido gástrico?


La realidad es que la toronja es deliciosa pero es incompatible con varios medicamentos de uso crónico ya que interfiere con el metabolismo de ellos haciendo que se acumulen unos o inactiven otros. La manzanilla, tomada de manera crónica provoca que se acumule el aceite esencial, que le da su delicioso aroma, en las células del hígado que no alcanzan a eliminarlo a la misma velocidad que se deposita pudiendo llegar, inclusive, a provocar cirrosis. Y bueno, ¿qué decir del dióxido de cloro? Que tenemos más incógnitas que certezas sobre cómo y cuánto se absorbe al ser ingerido en forma de solución; en caso de que sí se absorba, dónde se metaboliza; cómo se distribuye en el organismo; a qué tipo de membranas se adhiere o si se une o no a las proteínas del plasma; cómo y a qué velocidad se elimina.


Espero que desde ahora, antes de aceptar ciegamente un remedio casero, sobre todo si nos lo están vendiendo, se pregunten si realmente lo necesitan, si su médico lo aprueba como ayuda a su proceso terapéutico y si no podría, de alguna forma, hacernos más daño que bien. Así como los medicamentos, no todo tratamiento es para todo paciente ni para toda enfermedad. Dudemos de "remedios naturales" que nos ofrecen máxima eficacia con cero efectos secundarios. Lo más probable es que al menos una de esas afirmaciones sea una mentira.

64 visualizaciones3 comentarios

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3 Comments


stirengel
stirengel
Apr 19, 2021

Muy bien explicado 👏👏👏 me pareció interesante el tema.


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Gaby Yepez
Gaby Yepez
Apr 18, 2021

Hay que tener mucho cuidado en los remedios caseros pues desconocemos su dosificación, e tonces no es lo mismo una agüita de manzanilla en infusión que hacerla hervir y hervir a la pobre manzanilla, no así un medicamento que ya viene en la forma farmacéutica y dosis probadas como lo mencionas en tu artículo, gracias por tan valiosa información

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Rita Vivero
Rita Vivero
Apr 19, 2021
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Correcto Gaby, gracias por tu aporte! Efectivamente la dosis es una de las variables desconocidas en casi todas las preparaciones “naturales”. Esos principios activos que, seguramente, las plantas tienen y brindan beneficios se concentrarán o diluirán más o menos según el proceso que se use al preparar el “remedio”.

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