Quienes están pendientes de mantener una buena salud habrán podido leer, escuchar e incluso temer sobre los efectos que los organismos transgénicos o genéticamente modificados (GMOs) aparentemente pueden ocasionar al ser humano. Lo más aterrador resulta ver informes y publicaciones de prensa que arrojan números elevadísimos de productos alimentarios, farmacéuticos, cosméticos que contienen GMOs en algún punto de su proceso de fabricación. Hay quienes afirman que los GMOs podrían ocasionar alergias, problemas digestivos e, incluso, generar cáncer. ¿Qué tan posible es esto? Conozcamos un poco más del tema y saquemos conclusiones.
Cuando ingerimos cualquier alimento, nuestro aparato digestivo tiene la función de asimilar las sustancias nutritivas que contiene para el aprovechamiento, en última instancia, por todas las células del organismo. Si pensamos en una jugosa pera, como las de la imagen, el tejido de la fruta será primero molido en la boca a través de la masticación, la saliva empezará a desdoblar ciertos azúcares, pasará luego por el esófago hasta el estómago donde será sometido a la acción del ácido gástrico, luego al intestino delgado donde, seguramente, buena parte de los nutrientes se asimilarán por acción de enzimas desde la primera parte de su recorrido, para luego pasar al intestino grueso donde se terminará de absorber más que nada el agua para eliminar lo que no ha podido ser aprovechado. Durante este largo viaje digestivo, se podrán imaginar que, ya sea mecánica o químicamente el tejido de la pera fue, poco a poco, fraccionándose en partículas cada vez más pequeñas. Siendo la pera un tejido compuesto por células, esas mismas células serán reducidas a sus componentes más elementales. Los azúcares complejos serán transformados a carbohidratos más simples, las proteínas a aminoácidos, las grasas a ácidos grasos y el ADN del núcleo de las células a sus elementos fundamentales: los nucleótidos. Los nucleótidos son las piezas más pequeñitas que se agrupan de 3 en 3 para conformar los codones que al juntarse en fragmentos de diversa longitud conforman los famosos genes que, finalmente, contienen las órdenes para el funcionamiento celular. (Si quieren entender un poco más sobre el ADN y cómo controla las células, les invito a leer mi entrada de este mismo blog titulada "De vacunas, ADN y conspiración"). Digamos que el ADN tiene su propio abecedario compuesto por 5 letras (nucleótidos) que se agrupan en palabras de 3 letras (codones) que a su vez se unen para formar frases coherentes (genes). Ahora bien, conociendo que el código genético por su conformación lleva instrucciones del núcleo de las células a las fábricas dentro de las mismas que les permite ser el tipo de célula específica que deben ser, el ADN de pera tiene un "sentido" solamente dentro de una célula de pera saludable y viva. Es decir que lo que absorbemos de la pera no son células enteras, ni siquiera azúcares, grasas, proteínas o ADN completos, sino los elementos más fundamentales de esos compuestos. Cuando hablamos del ADN, lo que estaremos asimilando, entonces a través de la digestión, son letras sueltas que "no dicen nada" por sí mismas.
Continuando con los conceptos necesarios para comprender el tema de los "transgénicos", hablemos de cómo se define un Organismo Genéticamente Modificado (GMOs por sus siglas en inglés). Por inicio, la OMS, define a los GMOs como "organismos (por ejemplo plantas, animales o microorganismos) en los cuales el material genético (ADN) ha sido alterado en una manera que no podría ocurrir de forma natural a través del apareamiento o la recombinación natural". Esta definición podría, inicialmente, sonarnos un poco a que los humanos estaríamos "jugando a ser Dios" con los elementos de la naturaleza, pero quitémonos un poco los prejuicios a lo nuevo y pensemos que la manipulación de la naturaleza a nuestro favor tiene tanta antigüedad como la misma historia del ser humano en la Tierra. Desde tiempos inmemoriales, la raza humana ha creado nuevas especies de plantas a través de injertos o polinización cruzada entre variedades, ha "cruzado" animales de razas distintas para obtener razas nuevas y, más recientemente en el cuerpo humano, ha trasplantado órganos de animales o de otros seres humanos. Sé que muchos me dirán que todo eso ha sido distinto, que muchos de esos procesos como los usados en plantas y animales para obtener nuevas variantes, se han tomado de la misma naturaleza que ya permite ese tipo de mezclas. La realidad es que la diferencia entre los métodos más antiguos de modificación de las especies y las técnicas actuales de biotecnología moderna son puramente de desarrollo científico.
Los avances en ciencia, tecnología e innovación van permitiendo que estas modificaciones se realicen a través de mecanismos tan precisos y asombrosos como la "cirugía" de genes, donde empezamos a ser capaces de remover un pedazo de gen o un gen completo para eliminar defectos o mutaciones, mejorar ciertas capacidades o añadirle resistencia al organismo modificado. Las implicaciones prácticas de este tipo de desarrollo científico son inmensas. Quizás por eso, los organismos internacionales, se expresan con precaución sobre las posibles implicaciones de los GMOs en el futuro y destacan lo que se sabe hasta el día de hoy.
Hemos convenido, entonces, que el ADN de los alimentos que ingerimos no podrían asimilarse en forma de genes que puedan de alguna manera entrar en nuestro ADN y modificarnos para bien o para mal (si pudieran ponerme unos súper poderes a través de alimentarme con GMOs, no estaría del todo mal). Por lo tanto, no veo un fundamento biológico para poder presumir que el uso de GMOs en la industria alimentaria, médica o cosmética pueda ocasionarnos cáncer, por ejemplo, a través de modificaciones en nuestros genes. Adicionalmente, hasta el momento no se ha podido evidenciar ningún indicio estadístico de aumento del cáncer desde que se implementaron los cultivos transgénicos que puedan posicionarlos como una causa de esta patología. Esto lo ha afirmado la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos , junto con su análisis de no haber podido establecer ningún vínculo entre el uso de GMOs y enfermedades o condiciones crónicas que puedan afectar al ser humano y, al contrario, ven beneficios por las modificaciones realizadas en cultivos para aumentar la resistencia a las plagas, requiriendo un menor uso de pesticidas.
Y, ¿qué hay de las alergias? Pues la teoría de quienes afirman que los transgénicos exponen al organismo a proteínas nuevas que el ser humano no ha conocido antes y que, por tanto, podrían resultar en alergias, me parece que hace aguas por algunos sitios. Primero porque a menos que nos pasemos la vida tomando leche materna (que en su momento igual es "nueva" para el recién nacido), cada día desde que introducimos alimentos complementarios en nuestra alimentación estamos sometidos a que nuestro cuerpo experimente con sustancias hasta ese momento desconocidas. Sí hay alimentos que por su potencial "alergénico" se introducen más tarde, cuando los bebés están más desarrollados, pero que esas proteínas nuevas provengan de un cultivo tradicional o de un transgénico, no parece tener nada que ver con generar alergias sino que tendrían la misma posibilidad. Segundo, las alergias se producen siempre en respuesta a una sustancia que nuestro cuerpo ya conoció previamente. Una alergia puede ocurrir en cualquier momento cuando las defensas de nuestro cuerpo "se confunden" y consideran enemigo a algo a lo que ya habían sido expuestas y, por tanto, reaccionan de manera inusualmente exagerada. Por último, como lo explicaba antes, los alimentos que consumimos son fraccionados en pequeñas partes para ser absorbidos y, como también lo apuntábamos, las modificaciones genéticas que hayan podido generar ese alimento transgénico, no tiene forma de ser detectada por nuestro cuerpo ya que absorberemos con la digestión, el ADN fragmentado en nucleótidos.
Finalmente, hay otras aristas que se argumentan en cuanto a GMOs, especialmente cuando se debate la seguridad alimentaria. Se cuestionan los cultivos transgénicos como amenaza a la biodiversidad de los cultivos aún cuando las modificaciones genéticas que se implementan buscan reducir el uso de pesticidas, herbicidas y mejorar la productividad por metro cuadrado de cultivo, lo cual en conjunto sería favorable para el medioambiente, como lo asegura un meta estudio publicado en 2011. Lógicamente, estamos basándonos en una premisa fundamental: que todos los avances tecnológicos que hemos discutido parten de la búsqueda de mejoras por el bien común, con las mejores intenciones. Si estas maravillosas innovaciones podrían ser usadas para el mal, distorsionadas o torcidas por mentes maquiavélicas con objetivos nefastos, supongo que, podría suceder. Por eso es importante conocer, vigilar e investigar más que dudar sin fundamento o paralizarnos de terror. En todo caso esos posibles malos usos planificados por seres humanos perversos serían motivo de otra discusión completamente distinta.
El tema está en que, obligan a los fabricantes a incluir la leyenda que dice: contiene transgénicos, entonces la gente que desconoce, no ha leído que es un transgénico lo toma como una mala advertencia y no lo consume, quedándonos en la cabeza que el transgénico es malo. Gracias por la info
!Muy interesante y claro!
Puedes explicar razones por las que hay gente que tiene alergia a ciertas cosas de forma profunda? 🥺👉👈